El centro de São Paulo es un foco de resistencia política.
Raquel Rolnik
Bairro da Luz, estigmatizado como "cracolandia" por el poder público, resiste a un intento de gentrificación en tentativa desde los años 70.
El último capítulo en la historia de la política urbana del centro histórico de São Paulo, la última estrategia, es el exterminio. Bajo el nombre de Proyecto Nova Luz, más del 30% del barrio amenaza con ser desapropiado y demolido como parte de un plan para transformar la zona y expulsar a sus actuales moradores, aquellos que luchan hoy por afirmar la existencia de ese territorio y de su cultura.
El proyecto urbanístico Nova Luz está vinculado a una concesión urbanística de la zona como un todo, es decir, se permite a una empresa privada, en este caso AECOM, la desapropiación, derribo y posterior intervención en el barrio en bloque con fines lucrativos. Así, el proyecto Nova Luz nació con un planteamiento estrictamente estructural, que dejaba sin resolver todas las cuestiones sociales que atañen a la intervención en esta zona específica: ¿dónde serían reubicados aquellos que sufrieran desapropiaciones?, ¿qué sucedería con el alto porcentaje de no-propietarios que serían desplazados?, ¿cómo se abordaría el problema de salud pública asociado al consumo de crack en la zona?, y un largo etc.
En su planteamiento, todas las especificaciones sociales, culturales y únicas del barrio fueron ignoradas:
Es esta una región con un alto porcentaje de población de baja renta que, en muchos casos, tiene en la permanencia en el centro la condición para poder seguir desarrollando las actividades de las que dependen económicamente, y cuyo desplazamiento a las periferias supondría un golpe a su modo de subsistencia. Este es el caso de los denominados catadores de lixo. Bairro da Luz es conocido por su comercio asociado a la electrónica. Esta singularidad provoca que se genere en la zona un tipo de basura rica en componentes reciclables, y con ella la aparición de una actividad de subsistencia ligada a la selección informal de basura para reciclaje.
Los cortiços o corralas, viviendas de baja renta, son una tipología intrínseca a la historia del barrio. Ya Adorial Barbosa le cantaba a las malocas, viviendas comunitarias populares, en el Bairro da Luz. Muchos de los residentes de estas casas son inquilinos de alquiler que no tendrían asegurada su permanencia con la posterior revalorización del barrio tras el proyecto Nova Luz.
Existen también en la zona varias ocupaciones, como Ocupación Maua o, ya fuera de los límites del perímetro del proyecto Nova Luz pero igualmente afectada por este, Ocupación Prestes Maia. Ambas edificaciones acogen a día de hoy a cientos de familias, personas que quedarían completamente desprotegidas física y legalmente tras la consolidación de Nova Luz.
Ocurre otro tanto con los moradores de rua, cuyos movimientos por la vivienda están siendo ignorados.
Raquel Rolnik
Bairro da Luz, estigmatizado como "cracolandia" por el poder público, resiste a un intento de gentrificación en tentativa desde los años 70.
El último capítulo en la historia de la política urbana del centro histórico de São Paulo, la última estrategia, es el exterminio. Bajo el nombre de Proyecto Nova Luz, más del 30% del barrio amenaza con ser desapropiado y demolido como parte de un plan para transformar la zona y expulsar a sus actuales moradores, aquellos que luchan hoy por afirmar la existencia de ese territorio y de su cultura.
El proyecto urbanístico Nova Luz está vinculado a una concesión urbanística de la zona como un todo, es decir, se permite a una empresa privada, en este caso AECOM, la desapropiación, derribo y posterior intervención en el barrio en bloque con fines lucrativos. Así, el proyecto Nova Luz nació con un planteamiento estrictamente estructural, que dejaba sin resolver todas las cuestiones sociales que atañen a la intervención en esta zona específica: ¿dónde serían reubicados aquellos que sufrieran desapropiaciones?, ¿qué sucedería con el alto porcentaje de no-propietarios que serían desplazados?, ¿cómo se abordaría el problema de salud pública asociado al consumo de crack en la zona?, y un largo etc.
En su planteamiento, todas las especificaciones sociales, culturales y únicas del barrio fueron ignoradas:
Es esta una región con un alto porcentaje de población de baja renta que, en muchos casos, tiene en la permanencia en el centro la condición para poder seguir desarrollando las actividades de las que dependen económicamente, y cuyo desplazamiento a las periferias supondría un golpe a su modo de subsistencia. Este es el caso de los denominados catadores de lixo. Bairro da Luz es conocido por su comercio asociado a la electrónica. Esta singularidad provoca que se genere en la zona un tipo de basura rica en componentes reciclables, y con ella la aparición de una actividad de subsistencia ligada a la selección informal de basura para reciclaje.
Los cortiços o corralas, viviendas de baja renta, son una tipología intrínseca a la historia del barrio. Ya Adorial Barbosa le cantaba a las malocas, viviendas comunitarias populares, en el Bairro da Luz. Muchos de los residentes de estas casas son inquilinos de alquiler que no tendrían asegurada su permanencia con la posterior revalorización del barrio tras el proyecto Nova Luz.
Existen también en la zona varias ocupaciones, como Ocupación Maua o, ya fuera de los límites del perímetro del proyecto Nova Luz pero igualmente afectada por este, Ocupación Prestes Maia. Ambas edificaciones acogen a día de hoy a cientos de familias, personas que quedarían completamente desprotegidas física y legalmente tras la consolidación de Nova Luz.
Ocurre otro tanto con los moradores de rua, cuyos movimientos por la vivienda están siendo ignorados.
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