We shape our buildings, and afterward our
buildings shape us
Winston
Churchill
Dios está en los detalles
Mies Van Der Rohe
Si caminamos por la ciudad o estamos dentro de cualquier
espacio construido para las actividades humanas, nos encontramos irremediablemente
con una de las mínimas expresiones de lo construido y máximas expresiones de lo
estético: el detalle arquitectónico.
El detalle arquitectónico es quizás la manera más directa y
precisa de concretar una idea sobre la transformación del entorno como realización
material de las necesidades humanas. Hace de puente entre la formulación abstracta
y los espacios construidos que se usan como herramientas para el desarrollo de
la vida. Traduce un determinado sentido y carácter de las cosas y permite
acercarnos al mundo de las formas con el fin de utilizarlas en los propósitos
más diversos.
Mies Van Der Rohe. Casa Farnsworth.
Detalle explicativo de la construcción. Illinois, Estados Unidos.
El detalle arquitectónico como unidad mínima, resuelve los encuentros de las diferentes partes que componen el proyecto arquitectónico y genera en contraparte, la diferencia de los elementos que lo configuran.
Puertas, ventanas, escalones, pasamanos, cubiertas, columnas,
vigas, muebles, muros, instalaciones, suelos, etc., se encuentran y resuelven dentro
de la lógica que el diseñador -en un ejercicio consciente de análisis,
formulación y propuesta- dispone intencionadamente. El detalle arquitectónico expresa
un modo de ver y afrontar un problema múltiple (físico, técnico, material o
humano) y transmite la personalidad de quien lo formula, así también como de
quien lo ejecuta y materializa.
Josep Llinás Carmona. Detalle de fachada para
viviendas en Terrassa, España
A manera de acotación valdría la pena analizar uno de los
principios celebres del renacimiento que sigue vigente –el de León Battista
Alberti- y que enmarca el alcance de los detalles en el edificio al proponer
que: “las partes deben corresponder al todo y el todo a las partes”.
Este principio es una visión de humildad y unidad para con
nuestro oficio y define el alcance del diseño de los edificios hacia una
totalidad integrada, además de otorgarle un claro sentido ético a la elaboración
de una arquitectura responsable, certera y de peso.
Los
profesionales del oficio y la sociedad en general podríamos perseverar para
alcanzar este objetivo, y deberíamos establecer la diferencia del mismo, con la
consecución de otros fines mediatos (económicos, técnicos, políticos,
ideológicos).
Louis I. Kahn. Biblioteca en Phillips
Exeter Academy. Foto por Grant Mudford.
Es común ver edificios pobremente detallados o exageradamente
sobredimensionados en su expresión, que fácilmente se deterioran por su falta
de claridad en el estudio del detalle y que pasan rápidamente de la novedad al
olvido tras una fulgurante aura de innovación.
Otro problema frecuente con los detalles arquitectónicos es
que generalmente son vistos como última fase de la formulación edilicia,
convirtiéndolos en la expresión forzada y necesaria para llenar el vacío que
existe entre la ideación estratégica y la inevitable construcción del proyecto.
Es así que el detalle arquitectónico queda relegado a la
solución práctica y necesaria del requisito material de cumplimiento técnico, formulándose
como algo accesorio y totalmente resuelto cuando se obtiene de un catalogo de
productos.
Edificio con expresión y técnica mediatizadas.
Por otra parte vale la pena notar, nuestra cada vez más compleja realidad de trabajo en donde se requiere cada día cumplir con nuevas normativas de seguridad y con diversas exigencias constructivas, así como el creciente uso de piezas y materiales prefigurados con el fin de asociarlos en el proyecto por medio del ensamblaje, y, de como estas se han convertido en una especie de evasión del pensamiento crítico y el conocimiento técnico en la elaboración de los detalles arquitectónicos.
Hoy es común desconocer el principio de funcionamiento de las
partes y el comportamiento físico de las mismas, dentro del conjunto
arquitectónico. Se acude fervientemente a la solución certificada antes que al
análisis, reflexión y entendimiento de la realidad del edificio y como sus partes
trabajan mancomunadamente para crear un ambiente particular.
También la producción masiva y la seriación industrializada -con
su aura de estandarización eficaz- han aplanado el conocimiento tradicional que
podíamos encontrar en las arquitecturas antiguas y su entendimiento del entorno
en el que se insertaba un proyecto.
Este ambiente fundamentado en la tradición y que
caracterizaba a los edificios y ciudades ha sido reemplazado por la confianza ciega
en la técnica que se elabora en abstracto y comprueba en el laboratorio sin
mayor intermediación de la sociedad y su entorno.
Es pues, el detalle arquitectónico un recurso estético, ético
y técnico que permite dar afianzamiento a la materialidad de las cosas y
traduce una voluntad de resolver en términos prácticos la manera de construir,
de comprender un clima y un territorio; de aplicar los conocimientos
particulares de una cultura y de su particular modo de hacer.
El detalle arquitectónico es en síntesis la respuesta a un
problema de índole universal (cobijo, protección, significación) con soluciones
particulares que envuelven las diferentes dimensiones del proyecto y que buscan
la solución más adecuada para enfrentar el tema del diseño del espacio.
Víctor Horta. Casa Tassels, Bruselas.
Bélgica. Foto de internet.
Como arquitectos y ciudadanos es nuestra responsabilidad el recuperar esa independencia para imaginar nuestros espacios y entornos. Tenemos todo el derecho de hacer que los espacios que nos rodean, tengan las particularidades que deseamos imprimir en el ambiente. Pero tenemos también esa inmensa responsabilidad de provocar con nuestras acciones -y desde todos los campos de acción posibles- que nuestras ciudades, sus espacios, los edificios y las calles que componen nuestra realidad, tengan las cualidades óptimas para brindarnos un mejor modo de vida.
Recordemos que todas estas cualidades que esperamos encontrar
en el entorno pasan a través de la reflexión consciente del detalle
arquitectónico y su necesidad imperiosa por resolvernos el mundo a una escala
más humana.
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