La arquitectura de ostentación ha pasado a mejor vida: con la crisis, los presupuestos se han revisado a la baja y los proyectos faraónicos han dado paso a edificios más modestos. En opinión de Ole Bouman, director del Instituto Neerlandés de Arquitectura (NAi), se trata de un cambio positivo que impulsará a los arquitectos a buscar soluciones a problemas que ellos mismos han contribuido a crear.
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